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lunes, 28 de mayo de 2018

Conversación con Andrés Gallardo - 28 de mayo 2018

Esta vez la conversación con Andrés fue por Hangouts de Google. Él ubicado en Chiloé, en su casa, en una parcela de tres hectáreas que se compró cerca de Quellón.

En pareja, con Carla Córdova, filósofa, igual que él. Con una hija en camino.

Estudió Filosofía y hoy tiene 33 años. Un cuento con hacer preguntas y ser un buen escuchador, son parte de sus características.

Andrés en la pantalla de Hangouts
Vive en la actualidad en Chiloé, porque el verano del 2017 se fue allá de vacaciones y se enamoró del lugar y de su gente.
Disfruta y valora el ser parte de una comunidad, cosa que allá se practica y por eso las mingas, que no son solo para mover casas, sino para hacer colectivamente algo por alguno de sus miembros.
Valora las conversaciones con su vecino de 82 años, donde siente experimenta un tipo de conexión humana que esta civilización, de la que somos parte, se ha encargado de ir minando.

Sale de la universidad como filósofo y fue a dar al mundo privado financiero, primero a la AFP Bansander, que evolucionará hasta lo que hoy es SURA.
Ahí estuvo 10 años, donde asistió a diversos cursos, de ventas, marketing e innovación.
Le cayó en gracia a un par de gerentes, que lo empezaron a meter en reuniones directivas gerenciales, porque hacía preguntas raras. Por ejemplo, un día después de escuchar mucho hablar en una reunión, pregunta “qué es un cliente?”. Se atrevía a hacer ese tipo de preguntas y se las acogían bien.
Eso lo lleva a cargos gerenciales, relacionados con la innovación, de envergadura latinoamericana.

Desde ese mundo, de la innovación, llega a la tecnología y en particular, destaca su encuentro con la gente de la empresa Continuum, donde nombra a Leonardo Soto y a Ricardo Jara.
También nombra en esta fase de su evolución a Ivan Vera.
Él lo que hacía en ese tiempo, era pedir cosas.
Los de Continuum le abrieron los ojos y empezó a mirar la tecnología como un medio para solucionar problemas de la gente.
Y ello fue el gatillante para que en enero del 2016, renunciara a su trabajo de 10 años.

Y se transforma en un emprendedor.
Pone en acción su capacidad de ponerse en el lugar de la gente a través de preguntas y crea Haus, una red social móvil, para conectar a vecinos cercanos.
Consiguen, para empezar, US$ 10.000 de Corfo.
Luego se ganan un premio en México de US$ 60.000 para lanzar la empresa allá.
Después se ganan otro premio similar en Colombia, esta vez por US$ 50.000, para llevar la aplicación a ese país.
Esto lo hará migrar primero a México y después a Colombia.

La aplicación estalló. Vivió también el glamour del éxito, con sus vanity metrics, como las llaman en Continuum, que al final de cuentas no es tanto lo que aportan y es fácil encandilarse.
Estuvo reunido con 50 alcaldes de México y otro tanto de Colombia.

Andrés con su perro y un amigo chilote de la comunidad de Chanco
Su capacidad tecnológica tiene que ver con diseñar la experiencia del usuario. Esta especialidad tiene componentes de diseño gráfico y de diseño del flujo por el que transitará el usuario. No todas las cosas las sabe él, pero sabe donde contratarlas.
Sus socios, brasileños, viven en Canadá, por razones parecidas por las que él está en Chiloé. Ellos son el equipo, que construye los programas que hacen todo posible.

Es notable ver realizado este sueño de crear empresas, tremendamente creativas, donde la locación donde se sitúan los profesionales, es cualquiera en el planeta, que sea de su particular agrado. El único requisito es que tenga buen Internet. Lo encuentro alucinante.

Destaco la participación de Andrés en una comunidad local, donde se reunieron para, en un caso particular, restaurar una iglesia, de esas que son patrimonio histórico. Ellos sugerían sus ideas habituales y él propuso poner la iniciativa en un crowdfunding internacional, cosa que están haciendo y espera sea un éxito. Es el tipo de aportes que le gusta hacer.

Terminamos con Andrés hablando de educación, de la crisis por la que pasa y lo que podría venirse. De cómo la importancia del autodidactismo es lo que viene y promover el que los que comparten intereses, se reúnan y conversen, intercambiando aprendizajes y entusiasmos.

Y de cómo la tecnología podría dar pie a facilitar que comunidades, horquilladas por sus particulares intereses, pudieran sentarse a conversar y co-construir futuros más lúcidos.

Quedamos con Andrés, de seguir conversando, en alguna ida mía por la zona de Puerto Montt, donde vive un hijo mío, bajo el alero de una salmonera, con planta justamente en Quellón.

viernes, 25 de mayo de 2018

Conversación con Tomás Pollak - 24 de mayo 2018

Nos comunicamos con Tomás por Skype, en vista de que su residencia actual es la ciudad de Valdivia, en el sur de Chile.

Lo conozco desde hace tiempo, de cuando crea Tugar, para resolver un problema personal, cuando buscaba un departamento para arrendar en un acotado sector. Aparte de que es hijo de un compañero mío de curso, Peter Pollak, en el colegio Grange.

Viene llegando de una estadía en EEUU de unos 4 años. Optaron con su mujer por la ciudad de Valdivia, que a ambos les gusta, siendo que él es un trabajador neto online.

En la actualidad, trabaja en su empresa Bootic, que es una plataforma de ecommerce para Pymes, con sus socio Ismael Celis, que vive en Londres y Juan Pablo Aqueveque, en Temuco.

Tomás tiene 35 años, está casado con Carolina Masoli (Ecóloga y Paisajista) y tiene dos hijas, una de 3 años y otra de 3 meses.
En lo fundamental es un autodidacta, pues estudió Periodismo en la UC, universidad con la que mantiene relación a través de Eduardo Arriagada, con el que tejen alguna iniciativa a partir de su viejo sitio de noticias, Dixit. Mientras estudiaba, tomó cursos de estética, cine y partes y piezas de ingeniería comercial, a medida que fue teniendo la inquietud o la necesidad.

Su pasión es abordar una problemática de las personas, incluso suya propia, y elaborar soluciones con la tecnología.
Su gran proyecto empresarial es Prey, que básicamente provee una herramienta que cuando te roban el equipo, saca fotos desde la cámara de video y se las manda a la policía. El producto es de los pocos productos chilenos, que alcanzó el mercado internacional, con resultados azules desde el principio.
Él se fue a abrir la operación en EE.UU. e impulsar el negocio de Prey, mientras el resto del equipo seguía desarrollando y manteniendo el producto, en Chile.
Descubrió en esta experiencia que mucho más lo apasiona el desarrollo, la creación, que los procesos de negocio.

Su tema hoy día es Bootic, la plataforma de ecommerce para Pymes. Está hecho sobre software libre, ofreciendo el servicio de hacerse cargo de todos los problemas que estas empresas no quieren hacer, como que en un Cyber Day, como el que viene el próximo lunes, no se caigan por exceso de tráfico.

Tomás, a pesar de que llegó a finales del año pasado de vuelta a Chile, está en proceso de reconectarse con la comunidad tecnológica de Chile, comunidad de la que ha sido un miembro importante.
Hoy trabaja en un cowork llamado Nube, en Valdivia, donde hace unas semanas dictó una charla, sobre en que está su mundo de la tecnología, visto de la forma que lo viene viendo desde la red y localizado en EEUU.

Tomás es una persona que no escabulle la relación con otros (estudió Periodismo), más bien la disfruta, pero su pasión creativa y empresarial, de a ratos y a veces por largos periodo, ha hecho que a ratos desaparezca un poco.

Cuando le pregunto por el producto inmobiliario Tugar, me cuenta de la problemática de rentabilizar los proyectos. El sitio está apagado, pero sigue pagando el dominio. Anduvo hace un tiempo, pensando en una forma de rentabilizarlo, consistente en generar cuadrantes a la medida, cuadrantes en el mapa de la ciudad y que el sitio te mandara un email, cuando apareciera una nueva oferta de arriendo o venta, según la especificación del usuario. Pero tenía que ser exclusivo, de pocos visitantes, pues la idea es que tu pagaras y fueras de los primeros en recibir la información.
Para ello jugaba con una afición que tiene con los acertijos, pues para entrar al sitio tenías que resolver un acertijo.
Te das cuenta, un sitio que te la hace difícil para acceder. Un sitio que pretende sea visitado por pocos. Raro, no?

Tomás es una máquina de ideas. Otro de sus proyectos surge de su afición por la música (incluso toca algunos instrumentos), donde explota un particular gusto que tiene por la música de los videojuegos. Se trata de una especie de Spotify de música de videojuegos; qué tal? Se llama Muki.

Me llama la atención de Tomás, siendo un tekie de alto vuelo, que su computador de trabajo, sea del 2011 y su celular, uno usado que compró hace unos cuatro años. Y por otro lado, tiene una cierta afición por hacerse de computadoras antiguos, disfrutando luego haciéndolas funcionar.

Tiene otro proyecto en carpeta, que me explicó en detalle pero que me pidió no revelar. Tiene que ver con las cosas en desuso, de reciclaje. No le ve a esta iniciativa una forma de rentabilizarlo, pero igual quiere hacerlo como un aporte.

Tomás anda con ganas de aportar al sistema tecnológico de Chile, me dice que siente que a muchos les hace falta aterrizar un poco y así llevarlos a hacer cosas más concretas.

También le tiro el tema del mundo de la política, donde coincidimos en que había mucho que inventar y pensar ahí. Y si era posible salir con algo tan revolucionario como fue Uber en el mundo del transporte de ciudad.
Y respecto del mundo de los edificios, me nombra una aplicación que está pegando para los barrios en EEUU, Nextdoor.com

sábado, 12 de mayo de 2018

Conversación con Agustín Villena - 10 de mayo 2018

Nos reunimos en las oficinas de Continuum, donde ellos, los de Leansight SPA arriendan oficina. Me presentó a dos de sus tres socios.
Luego nos fuimos a la terraza, donde nos pusimos cómodos para la conversa.

Agustín, es casado, con Pamela, profesora básica, con dos hijos, uno de 21 años, Gerard y el otro de 11, Rafael. El mayor estudia Ciencias Políticas y pololea con profesora.
Agustín
Bueno, lo que pasa es que sus padres, son ambos profesores, su abuela también, e incluso directora de un colegio público. Y él, tiene una tremenda vocación de profesor, cosa que hace en la actualidad, en la universidad de Chile, en la Facultad de Ingeniería.
Tiene además una tía profesora y su hermana, que es periodista, trabaja en educación.
Su papá es Director de coro, en un caso pagado, en otros, no.

Tiene 46 años y estudió Ingeniería en Computación en la Universidad de Chile; en Blanco con Beauchef, donde mismo yo había estudiado, pero química.
Estudia esta carrera, por descarte, dice, pues su sueño era la Astronomía.
Su sueño era seguir los pasos de Carl Sagan, de la serie  "Cosmos". La computación era su hobby y cuando le decepcionó el estilo de vida de los científicos, optó por la computación.

Estudia en el colegio Alonso de Ercilla y tiene una marcadora experiencia como scout y como líder de grupos scout, en la población El Castillo, de La Pintana. Es ahí donde se le graba a fuego su vocación social.
Realiza esta dimensión de su persona siendo Director, desde hace cinco años, de la Fundación Ciudadano Inteligente. Es su militancia, dice.

Al salir de la universidad visualiza su vida profesional en un cubículo en un Banco y no lo resiste. Por eso intenta emprender y se mete a la incubadora de la universidad de Chile, Access Nova.
Intenta hacer software educativo.

Uno de sus proyectos consigue fondos Corfo, que serían de los primeros entregados como capital semilla en Chile.
Desarrollarán un sistema educacional, para ayudar en la gestión del aprendizaje en la sala de clases. Este apunta a que ningún alumno salga de un ramo sin haber entendido y aprendido la materia. Neto apuntando a la calidad en la educación.
Hacen el producto y no logran venderlo; no logran colocarlo.
Por qué ?
Por que el financiamiento educacional está orientado a medir la asistencia y no a la calidad del aprendizaje. Conceptualmente, me dice, los colegios son una guardería. Esta experiencia toca el meollo de la problemática que tenemos, de fallar en lograr la calidad de la educación chilena tan anhelada. Los incentivos están mal asignados.
El objetivo de su proyecto era que el alumno terminara aprendiendo y no esta dolencia de ir acumulando baches de desconocimiento, hasta que el sistema educacional al final abandona a los jóvenes que no lo van logrando.
Como dice Agustín, funcionó como método, pero no como negocio.
Y esta problemática persiste hasta el día de hoy.

Por ahí se tropieza con las metodologías livianas, después llamadas ágiles, que tienen un importante componente social aplicado en la computación.

Deciden aprender haciendo y diseñan y ofrecen un taller de metodologías ágiles. Y, para su sorpresa, consiguen clientes de verdad. Y tienen éxito, lo que resulta una mayor sorpresa aún.

Otro dato anecdótico de la historia de Agustín, es que su abuelo, por el otro lado, fue micrero y fundador de la línea de micros Tropezón, tan conocida.

Agustín es un apasionado, que cree en la autogestión y la iniciativa privada, dirigida al bienestar comunitario.

Me cuenta que hace un postgrado, donde su trabajo, consiste en explicar porqué funcionó su taller de metodologías ágiles.

Y se va metiendo en el desarrollo de un método para innovar en forma acelerada; no solo en el contexto de proyectos Informáticos, sino de todo tipo.

Desde el 2004 hasta el 2009, se emplea, dejándose un día para él. Ahí avanzará en sus estudios, emprendimientos y las clases que hace en la universidad. Siempre profesor, que parece ser su gran vocación.
En ese periodo, crea el área de investigación y desarrollo de Microsystem y luego ocupa el cargo de gerente de Consultoría de Novis, donde da servicios en el mundo SAP, en temas metodológicos.  También trabaja en la firma Acepta de facturas electrónicas.

Dedica un tiempo Agustín, para enseñarme este método de innovación rápido, donde escudriñan necesidades de productos o servicios, chequean en un ciclo continuo su viabilidad comercial en el mundo real y las tecnologías posibles y su viabilidad económica. La idea es aplicar el método científico, entendiendo primero un problema, luego  se formula una hipótesis de solución y se valida a pequeña escala.

Siempre en los equipos de trabajo estarán implicados los clientes.
Los procesos creativos se siguen en pizarras llenas de papelitos, donde cualquiera puede ver en qué está cada uno y en que está el proyecto en general. Lo llaman un espacio de entendimiento colectivo, o Kanban. Ahí se ve el flujo de producción de una innovación. Su origen es de la firma japonesa Toyota.
Me manda esta gráfica que ilustra el método:


En definitiva, están en el negocio de crear ideas, de crear conocimiento, tema fundamental y estratégico, en un mundo en que el futuro se ve tan opaco y complejo.

Llevan 8 años trabajando con sus dos socios y están decantando la iniciativa empresarial, a lo que llaman Leansight SPA.

Surge mi inquietud de desarrollar una plataforma para la política. Me cuenta de una en que uno podía buscar su alma gemela en los distintos políticos, listando sus ideas y propuestas. Pero han cambiado, a uno que llaman Abre, que haría justo lo contrario.

Están en proceso de ascenso en el organigrama, del interlocutor adecuado para lo que ofrecen. Están yendo más allá del gerente de Informática.
Tienen ya una mirada estratégica de cómo enfrentar el futuro con alta demanda innovadora, llegando a la idea de que se hace imperativo realizar un insourcing de toda la inteligencia que antes se outsourció.
La inteligencia de lo medular del negocio debe estar adentro, pues parados desde esa capacidad es que solamente podrán gestionar la innovación necesaria que se les viene a las empresas.

La gente está aplastada de compromisos, no tiene tiempo. Y debe fluidizar sus procesos, simplemente para disponer de más tiempo, para pensar. Las empresas necesitan tener disponibilidad pensante, sino estarán fritas.

Ha creado la Comunidad Ágil de Chile, donde en los primeros años figuró como una especie de evangelizador, tipo Juan Bautista.

La gente lo viene a buscar para que les enseñen agilidad para que los equipos funcionen mejor. Todo tipo de equipos, incluso de recursos humanos.
Se han movido entonces de una agilidad técnica a una agilidad de negocios.
Y ello los ha desplazado profesionalmente a algo parecido al trabajo de los coaches, que ellos prefieren llamar sherpas.

La pasión y vocación de servicio de Agustín, me recuerda a Claudio Orrego, con quien he estado hace poco días.
Y su capacidad de inteligencia, me recuerda al profesor de la serie La casa de papel.

Terminamos especulando de cómo sería incorporar las tecnologías sociales de la conversación de la teoría U de Otto Scharmer del MIT.